El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es una de las instituciones más importantes en el sistema de salud pública en México. Sin embargo, para quienes llegan a sus instalaciones en situaciones críticas, como emergencias o enfermedades graves, la experiencia suele convertirse en una mezcla de incertidumbre, decepción e impotencia. 

Falta de Organización y Capacitación 

Desde el ingreso de los pacientes, queda en evidencia la falta de preparación y empatía del personal. En casos graves, como personas que llegan oxigenadas, los procesos administrativos y la burocracia retrasan intervenciones críticas. Historias de pacientes que deben esperar más de 30 minutos para ser conectados a oxígeno no son aisladas. Estas situaciones, lejos de ser accidentes, reflejan un problema sistémico que pone en riesgo vidas humanas. La toma de decisiones médicas, que debería ser ágil y precisa, suele estar marcada por diagnósticos equivocados y tratamientos que parecen improvisados. Incluso los familiares enfrentan horarios restrictivos e inadecuados para recibir reportes médicos, lo que genera aún más estrés en momentos ya de por sí complicados. 

Recursos Limitados y Decisiones Arbitrarias 

Un problema recurrente es la administración de medicamentos. En lugar de ofrecer tratamientos personalizados, los pacientes reciben los medicamentos disponibles, independientemente de si son los más adecuados para su condición. Esto genera una profunda frustración, especialmente cuando los familiares no tienen la opción de proporcionar los medicamentos necesarios por su cuenta. El manejo de las instalaciones tampoco contribuye a mejorar las condiciones. En áreas críticas, como las de pacientes sépticos, los familiares se ven obligados a realizar tareas que deberían ser responsabilidad del personal médico, como mover pacientes o asistirlos en actividades básicas, sin contar con protección adecuada. 

Burocracia y Falta de Transparencia 

Uno de los puntos más alarmantes es la negativa del IMSS a entregar los estudios médicos a los familiares. Argumentan que estos son "propiedad de la institución", desconociendo los derechos legales de los pacientes sobre sus datos personales. Esta falta de transparencia dificulta que los familiares puedan buscar una segunda opinión o trasladar al paciente a una institución privada o más especializada, como el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) o el Instituto Nacional de Cardiología. 

¿Qué Podemos Hacer? 

La situación en el IMSS refleja una combinación de problemas estructurales y falta de voluntad para mejorar. Como ciudadanos, es fundamental exigir mayor rendición de cuentas, mejor capacitación para el personal y la modernización de los procesos administrativos. La salud no debe ser un lujo, y las personas que dependen de estas instituciones merecen recibir un trato digno y profesional.